
«Pero no se adaptan las almohadas a nuestras cabezas, somos nosotros quienes adoptamos su forma. Es erróneo pensar que las camas se adaptan a nuestra fisonomía, son nuestros cuerpos los que acaban por parecerse a las camas en las que dormimos. La tendencia a convertirnos en muebles es ineludible, cada uno acaba por parecerse a un mueble distinto, dependiendo —entre otros méritos y mezquindades— de gestos, de movimientos, de lo desatado de ciertas risas de sana o aviesa intención que esculpen nuestros músculos.»
Harkaitz Cano,
El filo de la hierba.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada
Digues, digues...