Dovlàtov

Una història d'amor...

Saltar

«Como en los textos, también en la vida a menudo nos "saltamos" lo que sucede. Y no sólo, por ejemplo, al volar, cuando nos "saltamos" el paisaje, o al follar, cuando nos "saltamos" las caricias, o al comer, cuando nos "saltamos" los sabores. En cada línea —esto es, en cada minuto del día— se esconde una pequeña errata que aspira a no ser vista. Puede que, desde ese punto de vista, la corrección constituya una excelente metáfora de la existencia.

»Pero entonces, preguntarán ustedes, de qué podemos fiarnos.

»Y yo les respondo gustosamente: no se fíen de nada ni de nadie. Sospechen siempre. Incluso de su nombre escrito sobre un papel.»

El corrector, Ricardo Menéndez Salmón.

Post de l'apunt

Segons el Termcat, fer un apunt –en espanyol, postear; en francès, poster; en italià, postare; en anglès to post– és també publicar un apunt en un fòrum o en un bloc [sic]. Segons el context, però, també poden ser adequades com a denominacions d'aquest concepte, entre d'altres, les formes penjar un apunt o publicar un apunt –però no un post.

I l'apunt —en espanyol, artículo, contribución, mensaje o post; en francès, article, contribution o entrée; en italià, post, i en anglès, post o posting— és el text que un internauta publica en un fòrum o en un bloc [sic]. Tot i que, segons el context, també poden ser adequades com a denominacions d'aquest concepte, entre d'altres, les formes aportació, comentari, intervenció, nota, missatge o, quan el text té una certa especialització i extensió, article –però no, ai!, post.

Em sembla bé que es fixi un terme, un terme «oficial», per denominar un concepte més o menys nou per exemple en un text oficial, i em sembla bé que s'hagi triat apunt i fer un apunt per denominar «oficialment» això que faig ara i aquí, de la mateixa manera que també m'hauria semblat bé denominar-ho nota, escrit o entrada i fer o penjar o publicar etcètera.

No em sembla assenyat, però, que es proscrigui el post bàsicament perquè..., perquè no és una paraula catalana. Ni el boicot, ni el futbol, ni el caldo, ni tan sols els canelons, per exemple, no ho eren fins que algú no va decidir que sí.

En aquest blog, que no és oficial —deunosenguard!—, hi penjo i hi penso continuar penjant posts espuris, perquè els apunts, digui el que digui el Consell Supervisor del Termcat, els meus apunts, els reservo per al bloc amb ce, i de vegades fins i tot acaben en un post...

Honestedat

«Per què en comptes d’un porc o d’un xai havien de sacrificar un ésser humà al déu dels cereals? Per què aquest sacrifici havia de ser d’un home i encara millor d’un home pelut? Ningú no en sabia les raons.

»En alguns pobles, la gent preferia, a l’hora de fer el sacrifici, matar homes d’altres pobles o viatjants desconeguts que passaven per allà. Però els habitants del poble de Cap de Gall eren honestos i no els havia passat mai pel cap d’enganyar el déu dels cereals; sempre havien sacrificat un home pelut del poble. Un sorteig era la manera més justa de decidir quin. Després compensaven amb tres dans de cereals la família de l’home sacrificat, com a indemnització per la pèrdua...»
De Pa pa pa, de Han Shaogong.

Quin jo?

Endreço papers. En un Babelia de fa unes quantes setmanes trobo un article d'una dona que diu que és —atenció— catedràtica de llengua i literatura, periodista i escriptora. Escriu —escriu?—:
¿Literatura del yo? ¿Qué yo?

«Hace unos meses salió un monográfico en este suplemento titulado: Escribo sobre mí. La autoficción marca la literatura en castellano. El primer artículo se denominaba 'El yo asalta la literatura'. Se trataba de señalar una orientación de la narrativa actual en una serie de autores, entre los que se encuentran Vila-Matas, Esther Tusquets, Cristina Grande, Julián Rodríguez, Gonzalo Hidalgo, Juan Cruz, Soledad Puértolas, Manuel Rico, etcétera.

»Estoy totalmente de acuerdo con esa nueva veta, cada vez más extendida e intensiva de la literatura del yo. Sin embargo, me gustaría puntualizar sobre ese hipotético "yo", puesto que siempre hay que añadirle un adjetivo.

»Hay literatura del yo a través de la ocultación -en parte- de lo que es el yo real, para crear el yo con el que uno se identifica. Por supuesto que se trata de literatura del yo, pero en este caso del yo deseado.

»El yo histórico está constantemente en nuestras novelas, el tiempo pasado se presta a desvestirnos en la literatura sin problema alguno. Existe pues mucha literatura actual del yo histórico.

»Otra de las formas en que se manifiesta el yo es fragmentado a través de los múltiples espejos, que son los personajes. Cada personaje porta una o varias vetas del autor. Es también literatura del yo, pero de un yo disperso.

»Está el yo de las autobiografías de ficción, en donde uno mezcla el yo real y el que uno desea a través de contar y fabular sobre uno mismo, es un yo mitificado. Y este yo es el mismo de las autobiografías, puras y duras. Pues son el resultado de seleccionar los hechos que al autor le interesan para configurar el yo que le conviene. En una entrevista a Alfredo Landa en EL PAÍS, se le preguntaba acerca de la misma: "¿Es un strip-tease?". Y respondió: "No, coño, lo hago totalmente vestido. Cuento todo lo que puedo contar, lo que debo contar".

»Y termino con el yo del subconsciente, cuando escribimos de forma más o menos automática. Quizá sea ése el yo más real, pues uno no controla la escritura, y por lo tanto no condiciona a ese yo con el que se identifica de cara a la galería. En este caso tengo que contar una anécdota: hace unos meses he publicado Con olor a naftalina. Es una novela-trance, en el sentido de que mi yo racional ha intervenido muy poco en el proceso de la misma. Por lo tanto, nunca creí que yo estuviera presente en esa novela llena de tabúes. Pues bien, hace poco tiempo, Enrique Vila Matas -que la ha leído- me decía de ella, entre otros temas: "Entendí más cosas de ti...". Entonces me di cuenta de que mi yo se había colado en la misma, sin yo haberlo advertido.

»A lo que quería llegar: ¿existe la literatura del yo sin más...? No. Y es que siempre al escribir se selecciona, y esa selección se hace con un criterio, y es impedir que no se exhiba en cueros el yo real, pues nunca nos queremos desnudar por completo. Tapamos las partes pudendas.

»Por tanto, existe, sin duda, la literatura del yo, pero del yo "adjetivado" con tanga. Obvio.»
En fi, si heu llegit tot el text, ho sento, ja em perdonareu, però és que m'interessava el tema..., sobretot pel que fa a la «novela-trance» i al tanga de l'Alfredo Landa...

La crítica literària

Com que —ho reconec— sóc una mica «raro», m'ho estic passant la mar de bé llegint un llibre que es diu La crítica literaria en la prensa, un llibre que, segons la nota de la coberta, pretén oferir respostes —eeeh?— i representa «una sobresaliente contribución al debate sobre la crítica literaria de la actualidad». Bé, ja se sap que les notes de la coberta tendeixen a la hipèrbole i al ditirambe.

Tot i que passo de les respostes i del debat, a mi, el llibre, m'agrada, ves. Hi ha articles de crítics i d'escriptors, de bons crítics i de bons escriptors, i, tots, gairebé tots, excel·lents lectors, que és del que es tracta, perquè, esclar, sense lectors —i malgrat que a cada bugada es perdi un llençol— no hi hauria fanfara —ni fanfàrria— literària.

Vaig començar a llegir el llibre per on vaig voler —una lectura líquida, potser?—, i vaig triar Miguel Sánchez-Ostiz —per cert, que encara haig d'acabar de llegir el Cuaderno boliviano, però és que és d'aquells llibres que no vols que s'acabin—, que em garantia un trajecte de metro força entretingut:
«El articulismo cultural o literario, en el que sin duda metería yo mi forma de escribir sobre libros, es un terreno pantanoso, un terreno de brega. Hay que pelear mucho para poder publicar esos artículos. Ahora, eso sí, como tengas firma ya puedes escribir literalmente lo que te venga en gana, en mangas de camisa o con la bragueta abierta, porque de lo que se trata es de tu firma y no siempre, no por fuerza, de lo que escribas.

»Y para tener firma tampoco hace falta ser un buen escritor, con ser el valido del director del periódico o el mamporrero del amo, basta, y sobre todo, sobra. Incluso te hacen hasta un poco de biografía como guarnición de tu saco de humo.

»Cuando no tienes firma, o no tienes mucha, que también puede pasar, cada página nada o poco convencional escrita y publicada es una pequeña victoria contra el convencionalismo y al cabo la ramplonería, contra la cicatería, el amiguismo descarado, y contra ese pulguero espantoso que suelen ser los despachitos de quienes dirigen los suplementos literarios, en donde se ocupan de literatura casi, casi por casualidad: las imposiciones de unos y de otros, la red de relaciones, los chanchullos de las agentes literarias, unas más hábiles y con menos escrúpulos que otras, los tiras y aflojas de los editores, bien a la cara, bien por intermedio de sus jefas de prensa, los favores debidos, todo lo que acaba formando una espesísima tela de araña en la que quien escribe de libros es unas veces la mosca y otras la araña teledirigida o poco menos.

»Todo esto es verdad, es corriente, es cotidiano, se pongan como se pongan los interesados, aunque todos (los interesados) o casi todos prefieran mirar para otra parte cuando se les habla de las pillerías que protagonizan a diario. No te incomodes con la directora de un suplemento literario porque puede dictar, así como suena, dictar, tu inexistencia como escritor y hacer que tus libros no se reseñen jamás. Son miserias de un mundo que fuera de la mesa de trabajo y del discreto comercio del lector con el libro que tiene entre las manos, que es donde circula la literatura, es tirando a miserable.»