Treballar vuitanta hores?

El estado de la 'blogosfera' y de su economía

FRANCIS PISANI

EL PAÍS - 09-03-2006


LA BLOGOSFERA (el conjunto de los blogs o bitácoras en línea) es "60 veces más grande de lo que era hace tres años", estima David Sifry, CEO de Technorati, uno de los mejores instrumentos para quien quiera seguir y participar. Sin embargo, este notable éxito de la blogosfera esconde algunas dificultades, económicas entre otras.
Technorati.com indexa el contenido de 30 millones de blogs y Sifry registra uno nuevo cada segundo (y les falta mucho sobre lo que ocurre en idiomas distintos al inglés). La mitad siguen siendo activos tres meses después de su creación (una proporción más o menos constante). Uno de cada diez son actualizados por lo menos una vez por semana. Lo malo es que el 10% es puro spam creado por máquinas para generar tráfico.
La propia proliferación de los blogs tiene sus inconvenientes. En conjunto escribimos 50.000 notas diarias. "A ese ritmo", escribe Sifry, "es imposible leer todo lo relevante sobre un tema". El reto es encontrarle sentido "a esta monstruosa conversación y encontrar la información más interesante y autoritativa".
Los blogueros, por su parte, chocan con tres insuficiencias íntimamente ligadas entre sí: tiempo, visibilidad y dinero. Bloguear, para empezar, toma tiempo; mucho si se quiere hacer bien y de manera regular, lo cual resulta ser indispensable para atraer a los visitantes.
La visibilidad (o su ausencia) es la otra cara del mito, según el cual basta con crear un sitio para que lo vengan a visitar de todos los rincones del mundo. Es posible técnicamente, pero el problema para cualquier página es que la encuentren quienes podrían estar interesados en ella. La expansión de la blogosfera complica este ya de por sí difícil reto. Un ínfimo número de blogs atrae la mayor parte de la atención.
Clay Shirky, profesor en la New York University, explica que si se clasifican los blogs por su número de enlaces que apuntan hacia ellos, se constata que se reparten según lo que se suele llamar una Power Law (ley de potencia): un número mínimo de ellos concentra la atención de casi todos los lectores, mientras que la inmensa mayoría de los sitios no tiene ningún enlace que lleve hacia ellos.
Hace falta convertir el blog en fuente de entradas para poder dedicarle el tiempo necesario. Pero un blog sólo puede ganar dinero si es conocido. Es un círculo vicioso del cual apenas una ínfima minoría consigue salvarse.
Aparte de las suscripciones (casi inexistentes) y de las contribuciones voluntarias (poco eficaces), el modelo dominante es el de la publicidad. Funciona proporcionalmente al tráfico o en función de los clics sobre los anuncios. En ambos casos parece ser que por debajo de 10.000 páginas vistas por día el dinero ganado apenas cubre los gastos.
TruthLaidBair.com muestra que un solo sitio tiene un millón de visitas por día. El número 100 en la lista tenía 10.000 visitas, el número 500, 1.500 visitas.
La publicidad en los blogs alcanzó 100 millones de dólares en 2005 (en EE UU), según la revista New York. El autor Clive Thompson distingue tres vías para llegar al éxito económico.
El modelo turista accidental empieza solo, tiene talento y se encuentra propulsado por circunstancias difíciles de reproducir. Tal fue el caso de Joshua Micah Marshall y su Talking Point Memo. Consiguió la información que llevó a la dimisión de Trent Lott, líder republicano del Senado, por haber hecho comentarios racistas.
El modelo discográfico consiste en crear un gran número de blogs apuntando en varias direcciones para ver cuál sale ganando. Es asunto de empresarios y el ejemplo lo da Weblogs, Inc., de Jason Calcanis.
El modelo boutique de lujo, también para empresarios, apunta al público más sofisticado. El ejemplo es Nick Denton, quien está detrás de Gawker y de Gizmodo.
Peter Rojas, creador de Engadget.com y el bloguero mejor pagado según la revista New York, declaró: "Cualquiera puede iniciar un blog y hacerlo crecer; pero mantenerlo ahí es un trabajo tremendamente duro. Nunca he trabajado tanto en mi vida. Ochenta horas por semana desde que empecé".

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