Goran Petrović

«A decir verdad, se acordó Jelena, los espacios de algunos libros parecían petrificados como si fueran unas ciudades malditas y abandonadas, en las que todo está firme en su sitio, donde puedes quedarte durante días, pero donde aparte de tu propio aliento no se escucha nada. Había libros que contenían sólo el pasado, un pasado tan remoto que las formas existían sólo gracias a los espectros. Libros por los que resonaba el murmullo humano, la música y la risa, pero donde al acercarse uno encontraba solamente un eco secular. O libros que visitaban sólo los inducidos en un intento de reconstruir de los vestigios el aspecto de alguna construcción, o extraer de un olvido más pesado que la pesantez más grande, un pensamiento valioso. Y también existía la realidad que se parecía a esos libros, sólo que a diferencia de ellos, ésta no se podía cerrar ni dejar a un lado...»
La Mano de la Buena Fortuna, de Goran Petrović; editorial Sextopiso.

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